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viernes, 7 de enero de 2011

Cierre de año en Ubiña

31 Diciembre 2010
Pablo Luque
Puerta de Arco (2221 m), antecima Primer Castillín (2252 m) y Segundo Castillín (2299 m)

La nube empieza a asomar desde León
Quedamos para cerrar el año en ir hasta Ubiña, ya que los esquíes estaban mejor en casa que rayándose por encima de las piedras: la nieve que quedaba era poca y seguramente de mala calidad. Con todo y eso, uno nunca sabe y vale más cargar con los trastos por si resulta que una helada inesperada pone las cosas crujientes: metimos una cuerda, unos fisureros y unos pitones roca, y cómo no, flipaos de nosotros, un par de tornillos de hielo.
En Tuiza la nube entraba y salía de Peña Ubiña, la nieve estaba muy alta y el verde de los prados se destapaba más de la cuenta para la época del año. Sin más coches en el parking, a las nueve y media arrancamos por las empinadas cuestas de la salida del pueblo sin tener claro el objetivo: la norte clásica asturiana a Ubiña, el canalón del Infierno al Fariñentu, intentar la integral de los Castillines... La primera parecía escasa de nieve, el segundo seguramente igual, así que optamos por intentar la tercera alternativa, a ver si hay suerte.
Al Meicín llegamos rápido, seguimos ganando altura a la vez que vamos dando alcance a tres tíos que suben por delante. Los pasamos a la altura del desvío a la Forqueta del Portillín. 

Los Castillines, con su clásica estampa
La nube que entra y sale de Ubiña deja ver la escasa carga de nieve en la diagonal primera de la norte, y si está tan blanda como la que pisamos, mejor dejarlo para otro día. Tiramos hacia los Castillines: la cuesta abriendo huella cansa, así que nos vamos alternando delante. No hace mucho frío, pero sí algo de viento que nos hace ponernos las chaquetas cuando nos paramos en el collado entre Puerta de Arco y el primer Castillín: nos ponemos el arnés y el casco y salimos hacia arriba. A los pocos metros paramos a poner los crampones, que empiezan a hacer falta. 
Caprichos geológicos
La trepada a la cumbre del primero tiene un pequeño resalte de roca desde el que salimos a la arista, que hace una antecima: la cumbre real está a unos diez metros a la derecha, pero está muy aéreo y decidimos dejarla sin hacer.


El ambiente está muy guapo con jirones de niebla que se enganchan en las aristas, rayos de sol que se cuelan a ratos, nieve helada en zonas, roca coloreada de líquen...

Antecima Primer Castillín, al fondo el Segundo
Destrepamos con cuidado los pasos que acabamos de escalar y tiramos hacia el segundo. Una pala de nieve,  un colladito y un corto resalte mixto nos ponen en la cumbre. 


Nos ponemos a mirar lo que tenemos para llegar hasta el collado con el Tercero: aquí empieza la escalada, arista aérea que requerirá cuerda y colocar algún trasto. Vemos una chapa que sirve de instalación de rápel hacia León. Antes de liarnos, echamos una cuenta rápida: si no tenemos problemas nos llevaría como mínimo unos cuarenta minutos hasta el collado, de ahí a la cumbre del Tercero otra media hora mínimo, siendo rápidos. De la cumbre hay un pequeño paso de arista y dos rápeles de treinta metros hasta el collado con el Siete, ponle otros cuarenta minutos, y de ahí el canal hacia el Meicín, otra media horuca. Eso si no se tuerce nada, y el cielo indica que por poder, se puede torcer y rápido...
Entre una cosa y otra ya son la una y cuarto: Hoy no es día para armarla, hay que estar en casa pronto. Nos retiramos.
El equipo Amarras batiéndonos en retirada
Nada más darnos la vuelta pensamos en Puerta de Arco, para hacer otra cumbre antes de tirar para abajo.




Al fondo primer y segundo Castillines
Charlando recorremos el camino ya cubierto y pasamos a la pala que sube a la siguiente cumbre: en pocos minutos estamos en la cima y volvemos a emprender el descenso, esta vez sí, hacia el Meicín.


La nieve en la bajada está peor que cuando subimos: una calidad que decidimos denominar "Pescadería", o incluso "Pescadería-de-país-tropical-a-las-cuatro-de-la-tarde" en la que te hundes hasta el eje y no cuesta abrir zanja (hacia abajo): da bastante mal rollo. Que no falte el humor.



Como esto no enfríe, lo que queda se va en dos días; vamos a tener que sacar de vuelta la bicicleta y los pies de gato. Llegamos al coche a las dos y media pasadas, comemos algo mientras nos cambiamos y para casa. A las cuatro estoy en el trastero deshaciendo la mochila, contento con el paseo de fin de año, y con la decisión tomada; quién sabe si ahora estaríamos intentando desatascar la cuerda de un rápel, en mitad de la nube...

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